miércoles, 27 de marzo de 2013

La amapola valiente

   

    En un barrio no muy especial de una gran ciudad hay un pequeño jardín. Rodeados de cemento crecen unos recién podados rosales.El día es gris y ventoso, nadie repara en el manojo marrón lleno de espinas. Ni mucho menos en la valiente y solitaria amapola que se alza valiente en el centro del pequeño jardín. Ella sabe que los transeúntes solo se fijarán en ese lugar cuando florezcan las ansiadas y engañosas rosa, esas que ahora mismo no son más que cuatro ramas feas y tristes incapaces de mantenerse por si solas, pero que cuando llegue el buen tiempo, y con mucha ayuda, se convertirn en las reinas.
    Pero la brillante amapola, que se enfrenta al fuerte vientoy lucha contra la oscuridad de tran triste día, llegó ahí sola, sin que nadie se diera cuenta, sin que nadie se lo reconozca. Y resulta majestuosa, pese a su delgadez y fragilidad, al verse ahí tan alegre, tan viva, tan fuerte...
    El día es gris, el viento fuerte...el jardín aun no es verde...y ella permanece, provocando a la primavera.Es la primera, la única, y las traicioneras y consentidas rosas no se atreverán a salir hasta que la viva y bella amapola se marche.

domingo, 17 de junio de 2012

Letras y libros

Seguimos con el problema de los recortes en educación. No quiero entrar en política, ni en mi opinión sobre ciertos aspectos del sistema educativo. Hoy me siento pacífica, y solo quiero ayudar un poquito.
Leo con frecuencia comentarios, chistes y viñetas sobre el futuro terrible que nos depara por culpa de que a los profesores se les pague menos...vamos a dejarlo ahí. Cito textualmente: io sovrebibi ha los recortes en edukacion. 
Ahí vamos: primero el mal de ojo que produce leerlo y el dolor de corazón al escribirlo; segundo, para levantar un poco de polémica como a mi me gusta, hablamos de recorte en educación, no de la quema de diccionarios, libros, periódicos y profesores; tercero, voy a donde duele: la correcta ortografía no se la debemos a Don Antonio Lapicero Sinpunta, que tal vez nos ayudó, pero no mucho más. Y no desvelo ningún misterio, ni escandalizo a nadie: la correcta escritura depende de la cultura de cada uno, de los libros que lea, del interés por los diarios...y para ello no necesitamos mucho dinero. 
Las letras seguirán estando ahí siempre, por desgracia en la mayoría de casos esperándonos sin éxito. Pero queda muy "progre" protestar por la "justicia y derechos sociales".

Dicho esto, quiero puntualizar que a mi, como joven estudiante me afecta todo esto directamente, porque a mi si me suben las tasas y puede que me retiren becas, y no tengo dinero para sacar adelante mi carrera, así que espero un milagro. Haré equilibrios para seguir estudiando, y me meteré con más ganas a estudiar, valorándolo todo el doble y peleando por una beca. Pero no me quedaré fuera.
No se cuanto puede cambiar el sistema educativo, pero estoy segura de que mis libros y mi interés por ampliar fronteras seguirán constantes. Ahí está la cultura, ahí está la educación, y como a todos, me queda mucho por aprender. 

miércoles, 25 de abril de 2012

Paraísos perdidos

Los lugares en los que hemos deseado estar pueden convertirse en nuestro paraíso o en el fin de otro de nuestros sueños. 
Independientemente de esto, el llegar a esos sitios, nos hacen descubrirnos a nosotros mismos, y descubrir a los demás. A veces simplemente ocurren las cosas, sin darles importancia, pero otras nos damos cuenta de que  la magia de ese viaje se ha esfumado, o que podría ser infinitamente mejorable. Caemos en la cuenta de que, lo especial de cada sitio del mundo no es solo el paisaje, la arquitectura, la gastronomía, el ocio...no...lo más importante son las personas, y casi siempre son las que brillan por su ausencia. Ellas son las que, indirectamente y sin intención, determinan como será nuestro viaje: si nos esperarán a nuestro regreso, su silencio, su lejanía...a veces cambiaríamos el lugar más paradisíaco del planeta por el peor, a cambio de poder tener cerca una sonrisa que extrañamos, un gesto. Nos preguntamos constantemente "¿qué haría él/ella si estuviera aquí? ¿y si estuvieramos aquí juntos?" Desde luego, lo pasamos bien, pero...en fin.

Cuando hay un viaje, siempre hay algo bueno y algo malo, y casi siempre la peor parte se la lleva quien espera.  A veces, cuando te sientas en el sofá, sientes como esa persona se está alejando por momentos. A veces la diferencia horaria, el no poder hablar, o simplemente, está mucho más lejos que geográficamente. Te preguntas entonces "¿qué estará haciendo? ¿piensa en mi o ya me ha olvidado?" Y cuando esa distancia es tan obvia sabes, en el momento en que lo descubres, que ya no debes ir a recogerle a su regreso.

Si, la distancia nos separa mucho más que físicamente, a veces no se necesita mucho tiempo, ni mucha distancia. Simplemente tiene que ocurrir. De pronto todo se vuelve lejano, frío, apagado, la alegría es triste...pero ya no podemos hacer nada. Se ha acabado. Pero el viaje continúa. 

miércoles, 7 de marzo de 2012

Adiós "Mundos de Yupi"...

Acabo de quitar las telarañas del blog. No me había dado cuenta de que no entraba desde hacía semanas, debido a que, gracias a Dios, he estado bastante liada. Y para bien. 
Con las cosas saliendo bien (no lo digo mucho ni muy alto para evitar que ciertos psicopatas que me rodean se encarguen de joderlo otra vez) he podido re-des-cubrir el mundo que me rodea. Alejado el peligro (pero sin bajar la guardia), vuelvo a sitios que temporalmente estuvieron vetados por intereses ajenos o por protegerme. No en vano, volver a ellos es todo un enfrentamiento a las heridas, pues descubro que los pequeños psicopatas han aprovechado mi ausencia para cambiar la historia. Pues vale. 
He aquí, pequeños, que ya me importa una soberana mierda. 
Permíteme que use palabras altisonantes, pero en estas ocasiones son cuando gozan de toda su gloria. 

Durante el último año y medio, intenté ser alguien diferente. Sí, os he engañado a todos. Sí, me he engañado a mí. Estaba a punto de salir perdiendo. Todos se han aprovechado de mi, todos me la han jugado. Hablo, claro de está, de muchos de los que me rodearon durante este periodo. Ellos, cada uno de ellos, me buscaba por un interés propio concreto. 
No creas, querido lector, que hablo de gente rara, de algún lugar difícil...no, hablo de los "Mundos de Yupi", donde la gente tiene buena posición, amplias posibilidades, presume de hacer las cosas bien...sin comentarios.
Mañana, por fin, diré adiós a los"Mundos de Yupi". Será difícil, no me dejaran irme así como así. Pero es hora de empezar otra vez; digamos que empieza una nueva aventura. 
De acuerdo, no soy un ejemplo a seguir, pero he podido decidir sobre mi misma. Y ahora gracias a Dios me he acordado de algo estupendo y maravilloso que tengo y que estos individuos me durmieron para manejarme: mi carácter, mi genio, mi imaginación y mis ganas de pasarlo bien, bueno, y mi pequeña e imprevisible locura.  Tras tanto tiempo sin poder hacer nada se han despertado para recordarme que tengo la suerte de no formar parte de los "Mundos de Yupi". Es más, creo que no formo parte de ningún mundo de nadie, si no que yo soy un mundo. 

Todo esto comenzó tras releer "Alicia en el País de las Maravillas". Ese famoso "la pregunta es ¿quién eres tú?" Es curioso, nunca me había gustado especialmente esta historia, y jamás me había detenido tanto en ese fragmento. ¿Quién eres tú? No ellos, no ¿dónde quieres encajar tú?, no ¿quién quieres ser tú? La pregunta es quién eres tú en este momento, en el pasado, que fuiste para ser lo que eres y qué vas a lograr con lo que has conseguido ser. 
Siéntete orgulloso de tus aptitudes, sean como las de los demás o totalmente diferentes. Haz lo que vayas a hacer como nadie o con lo que vayas a disfrutar, no lo que se espera ni lo que queda bien. Persigue conejos con chaleco y reloj que te lleven a lugares donde nada sea monótono, enfréntate a reinas sanguinarias que tratan de transformar TU MUNDO en el suyo. 
Haz lo que nadie espera que hagas. Y nunca, nunca jamás, dejes que te domestiquen. 

domingo, 15 de enero de 2012

Bailo por dentro

Como todas las mañanas, los amantes de los perros paseamos a nuestras mascotas. Los domingos los chuchos están de suerte, pues solemos darles una vuelta más generosa; yo no soy menos y lo llevo por el parque cercano a mi casa. 
Valga decir que mi perro es muy sociable, se podría decir que para su especie es el alma del barrio (si, presumo de mascota), y se para con cada posible amigo a darle la lata. De paso conozco yo a mis vecinos. Puedo decir que los tengo ya a todos más o menos "calaos". 
Pero hoy he descubierto que se me habían escapado dos vecinos. Tienen un perrito blanco, de pelo corto, a primera vista no es muy bonito y no parece muy sociable. Pero debe tratarse de un compañero muy especial, a juzgar por sus dueños: es una pareja, de mediana edad, muy amables, de los pocos que te saludan y se despiden mientras los perros juegan, sonrientes. Son unos vecinos modélicos, me han caído francamente bien. El no goza de una inteligencia plenamente desarrollada, y tiene un defecto en la pierna que le obliga a caminar cojeando y ladeado; ella va en silla de ruedas, sufre un problema cerebral que limita casi por completo sus movimientos corporales y que convierte sus palabras en sonidos guturales casi incomprensibles de no ser por la expresividad tan simpática de su rostro. 

Es cierto que en este aspecto soy muy impresionable, pero con ellos no me ha llamado la atención sus estado físico, sino su alegría, su complicidad. Y sobre todo esa lección de independencia, responsabilidad y madurez que me han dado, cualidades que muchas veces les suponemos negadas. 
Ahí estaban ellos dos solos, cuidando el uno del otro y ambos de un perrito. Con una felicidad, una alegría envidiables, sabiendo disfrutar de un sencillo paseo al sol del invierno. Yo tengo a mi perro, me quejo del tiempo y a veces de tener que bajarlo, y cada vez dudo más que yo sea capaz de cuidar de alguien.
Creo que este tipo de personas, que no tienen un desarrollo físico completo, merecen de los que gracias a Dios disponemos de todas nuestras facultades, nuestros cuidados, nuestra atención, y por encima de todo mirarles no como cachorrillos abandonados, sino como grandes maestros para nosotros; darnos cuenta de que con ese sencillo encontronazo con ellos nos demuestran mucho más de lo que jamás podremos gente como yo. Física, intelectual, espiritual y humanamente. Al fin y al cabo, son unos vecinos normales y corrientes.