jueves, 19 de mayo de 2011

Hablando y escuchando

¿Cuántas palabras podemos llegar a pronunciar en un día? ¿Cuántas de ellas están perfectamente meditadas? No  léxica o morfo-lógicamente. Me refiero a si expresan lo que realmente queremos comunicar a nuestro interlocutor, si no estamos maquillando sutilmente lo que decimos. Cada vez nos cuesta más hablar claro, y lo que es peor, hablar poco. Decimos un montón de tonterías que no queremos decir por no decir lo que queremos decir. Parece que tenemos miedo. Si nos expresamos clara y sinceramente, si hablamos desde el corazón pasando por la razón corremos el riesgo de que nuestro oyente nos "desnude", en una desnudez más potente que la física: la desnudez de nuestro ser. Si expresáramos claramente nuestros sentimientos luego firmaríamos: "ya está, es todo lo que tengo para ti, soy yo frente a ti, "solo" eso ¿me aceptas?" Lo más curioso es que haciendo esto que no queremos hacer por "nuestro bien" lograríamos realmente estar bien, en paz, sin malas sensaciones (si, esas que te invaden cuando algo de ti sabe que no has sido sincero), seríamos libres. ¡Cuánto daño hacemos cuándo no décimos lo que el otro sabe que necesitamos decir! Porque, en esta sociedad del "ahora me toca hablar a mi" lo mejor que te puede pasar es que alguien este dispuesto a escucharte. Pues se justo y respetuoso con ese alguien, porque te da la oportunidad de que te des a conocer a él y a ti mismo, porque él para el tiempo en ti, solo en ti ¿eres lo suficientemente valiente para Hablar? Medita lo qué dices a lo largo del día, y lo que dices meditará sobre ti. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario