domingo, 15 de enero de 2012

Bailo por dentro

Como todas las mañanas, los amantes de los perros paseamos a nuestras mascotas. Los domingos los chuchos están de suerte, pues solemos darles una vuelta más generosa; yo no soy menos y lo llevo por el parque cercano a mi casa. 
Valga decir que mi perro es muy sociable, se podría decir que para su especie es el alma del barrio (si, presumo de mascota), y se para con cada posible amigo a darle la lata. De paso conozco yo a mis vecinos. Puedo decir que los tengo ya a todos más o menos "calaos". 
Pero hoy he descubierto que se me habían escapado dos vecinos. Tienen un perrito blanco, de pelo corto, a primera vista no es muy bonito y no parece muy sociable. Pero debe tratarse de un compañero muy especial, a juzgar por sus dueños: es una pareja, de mediana edad, muy amables, de los pocos que te saludan y se despiden mientras los perros juegan, sonrientes. Son unos vecinos modélicos, me han caído francamente bien. El no goza de una inteligencia plenamente desarrollada, y tiene un defecto en la pierna que le obliga a caminar cojeando y ladeado; ella va en silla de ruedas, sufre un problema cerebral que limita casi por completo sus movimientos corporales y que convierte sus palabras en sonidos guturales casi incomprensibles de no ser por la expresividad tan simpática de su rostro. 

Es cierto que en este aspecto soy muy impresionable, pero con ellos no me ha llamado la atención sus estado físico, sino su alegría, su complicidad. Y sobre todo esa lección de independencia, responsabilidad y madurez que me han dado, cualidades que muchas veces les suponemos negadas. 
Ahí estaban ellos dos solos, cuidando el uno del otro y ambos de un perrito. Con una felicidad, una alegría envidiables, sabiendo disfrutar de un sencillo paseo al sol del invierno. Yo tengo a mi perro, me quejo del tiempo y a veces de tener que bajarlo, y cada vez dudo más que yo sea capaz de cuidar de alguien.
Creo que este tipo de personas, que no tienen un desarrollo físico completo, merecen de los que gracias a Dios disponemos de todas nuestras facultades, nuestros cuidados, nuestra atención, y por encima de todo mirarles no como cachorrillos abandonados, sino como grandes maestros para nosotros; darnos cuenta de que con ese sencillo encontronazo con ellos nos demuestran mucho más de lo que jamás podremos gente como yo. Física, intelectual, espiritual y humanamente. Al fin y al cabo, son unos vecinos normales y corrientes.

lunes, 9 de enero de 2012

Después de la fiesta


Acaban las fiestas navideñas. Las luces decorativas de las calles se apagan. Los niños vuelven al colegio. 
La locura navideña termina, dando paso a la normalidad. Nos queda esa resaca agridulce típica de este tipo de fiestas, esa mezcla de alivio (porque ya no aguantábamos tanto tute) y nostalgia: las reuniones, las luces, la música...

Doy gracias porque, pese a lo mal que se presentaban estas fiestas, recibí in un gran reglado de Navidad que las cambiaron por completo y han resultado ser las mejores que he vivido hasta el momento. Pienso, en que hacía mucho que no disfrutaba tanto de la compañía de mi familia; en lo que me preocupaba el que recuerdos de otras cosas agriaran mi Navidad y en el remedio que se puso para mi sorpresa. 
Nochevieja, una noche que para mi no suele presentar ningún tipo de encanto especial, giró por completo esta vez dejando un recuerdo literalmente dulce. Confío que sea un anuncio de lo que viene.
El día de Reyes me trajo despedidas, de gente que no se cuando volveré a ver (rezo para que sea pronto). Ahí comenzó lo amargo, a la vez que los recuerdos felices.

Así que he aprendido a ser optimista, y supongo que ese es mi propósito para este 2012: vivir con ilusión, trabajar duro por lo que realmente siempre he querido, por lo que soy, aunque a algunos no les guste. 
Ahora, con la rutina, es cuando comienza el año de verdad, pues vivimos en el día a día. Este 2012 empieza bien, me gusta. Ahora, a trabajar por lo que vale la pena, a defender lo que somos y sentirnos orgullosos, buscar la manera de explotar nuestro potencial, sea el que sea. 

¡FELIZ 2012 Y FELIZ TU MISMO!