sábado, 3 de septiembre de 2011

La muerte se indigna

Derecho a una muerte digna...vaya. ¿Qué es una muerte digna? Se supone que es no morir en un estado de completa dependencia, ser consciente de que tu hora ha llegado. Claro, hay que enterarse bien cuando uno mismo se muere, no sea que algo no salga tal y como se quería y haya que repetirlo. 
Pero, pensando en todo este lío de la eutanasia, he comenzado a divagar, y me he metido un diversas situaciones hipotéticas

Supongamos que salimos a la calle, y en ese histórico momento aparece un camión sin frenos y nos aplasta. Vaya, creo que no habríamos muerto "dignamente". La gente diría "un trágico accidente", pero...¿fuimos dignos en el momento de ser atropellados? No pasa nada, algunos de nuestros parientes pedirían una indemnización, económica y judicial por nuestra prolongada ausencia, tasando así nuestro valor vital. 
Imaginemos ahora que, a cualquier edad, caemos gravemente enfermos, y luchamos, y nos aferramos a la vida, y no nos rendimos, y sonreímos...llegamos a nuestros últimos días, casi ausentes, la gente que nos quiere nos mira impotente, se despide. Morimos, ¿con o sin dignidad? 
Ahora, imagina que no puedes moverte... ¿te dejarías ganar pidiendo la muerte? ¿Serías tan cobarde?
Estás en una cama; con suerte, lo único que haces es pensar. Un día alguien manifiesta el estorbo que eres, nada más que una fuente de gastos. Decide quitarte de en medio, porque no vales nada. Ha decidido matarte. 
Y si ahora me da un infarto ¿he muerto dignamente?

Vaya, parece ser que la llamada "muerte digna" es un suicidio o un asesinato premeditado. Eso es morir dignamente. Si no es así, simplemente te has muerto y te falta glamour funesto. 

A todos nos llega esa hora, más o menos esperada. Pero no debemos elegir el momento de morir, no tenemos derecho a eso, porque en realidad nuestra propia vida no nos pertenece solo a nosotros. 
No escogemos el momento ni las circunstancias de nuestra muerte. No nos recordaran por cómo nos fuimos (y si fuera así, que triste). Lo importante no es la muerte, es cómo nos enfrentamos (si se da el caso) a ella. Y más aún lo que aguarde tras ella. 
Y sobre todo, lo más importante, no es morir, es vivir ¡eso es lo que se hace con dignidad! Existe el derecho a la vida, y yo exijo el derecho no solo a una vida digna, si no a la dignidad de vivir.
Exijo el deber de todos de recordar que la vida es lo más grande que existe, a que es cada día el que marca lo que somos, si somos dignos o no. 
No quiero que cuando llegue mi "hasta luego" la gente diga que no merecía vivir. No quiero una "muerte digna", quiero una vida con un montón de buenos atributos, que no dependa de una ley cruel, basada en un término falso que auto-engaña: muerte digna

Repito, no elegimos que muerte tener, sino qué vida llevar.
¿Cómo inventar la "muerte digna" cuando a veces ni se alcanza la dignidad de vivir?

Además, si nos auto-matamos, la parca se queda en paro y ya es lo que le falta a este país. La muerte se indigna, y acampa en hospitales que antes salvaban vidas. Eran otros tiempos, cuando la vida era el mayor bien del ser humano.

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