martes, 19 de abril de 2011

Mi equipaje


Como mucha gente hace estos días, me voy de viaje. No tengo por costumbre viajar en Semana Santa, pero este año surgió la oportunidad y yo, entonces una chica llena de ilusiones, optimista, enamorada...me lancé a un viaje con unas amigas. Pero la chica de hace tres semanas que se metió en el alegre jaleo de un viaje al extranjero ya no es. Se asomará durante el día, dando una apariencia de alegría y disfrute, mientras que la chica que es mirará nostálgica y pensativa. Pensará en lo paradójico, en la ironía. La ciudad a la que visito, por tercera vez, es Roma. Ella, eterna, grande, bella siempre, culta, santa, alegre; yo, pasajera, pequeña, con la sonrisa melancólica, ignorante, ingenua, fría. Supongo que un viaje en mis circunstancias es lo que todo el mundo me aconsejaría, de hecho lo hacen. "Recuerda que no debes llevar más de 15Kg de equipaje", "lleva esto en el equipaje de mano"... El equipaje...¡si me voy cuatro días! ¿El peso? Peso yo, mis sentimientos. Me resulto pesada a mi misma. Roma y yo formamos una de esas parejas totalmente inverosímiles, pero por algún extraño motivo condenadas a estar juntas. ¿Se me pegará algo de ella? ¿Me consolará ella? Espero, por lo menos, volver con buenas historias, nuevas ideas, pensamientos renovados. Con fuerza para enfrentarme a lo que me espera a mi regreso. Enfrentarme a mi. Espero volver como Roma, como un Fénix, y solo con mi equipaje. 

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