jueves, 28 de abril de 2011

Vocación

Eso es lo que todos buscamos: ¿a qué me debo? ¿Qué es lo que puedo hacer yo? Pero estas preguntas sólo son buenas cuando nos las hacemos buscando cómo podemos ser útiles a los demás. No es solo un aspecto religioso. 
Algunos, ya desde pequeños, tienen la suerte de conocer perfectamente sobre qué girará su vida. Otros los saben años más tarde, a tiempo de cambiar, o no, su vida. Otros jamás lo sabrán. 
Además, resulta que hay que observar distintos aspectos: el profesional y el personal. Podemos tener vocación profesional de cualquier tipo. Pero yo destaco la vocación personal; esta es la más importante, porque de ella depende la otra. Uno puede elegir ser soltero, casarse, tener hijos, ser religioso, sacerdote... Pero sea como sea, siempre es una decisión que solo uno puede tomar, no vale ninguna opinión, porque no sabemos cuánto nos conoce el de al lado, o que pretende hacer de nosotros. La única ayuda que es válida es la del Jefe, la de Dios. Solo Él y tu podéis saber qué es tu vida.  
El aspecto profesional es otra cosa, ya que a veces uno confunde su afición con su vocación. Esta puede ser totalmente diferente a lo que pensábamos que nos habría gustado. Es decir, nos sorprendemos a nosotros mismos, rompemos nuestros propios moldes. Es bueno que alguien capaz nos oriente. Pero recuerda que la última palabra sobre tí siempre la tienes tú. Eres Libre. 
No lo olvides: lo que quieras hacer contigo mismo, con tu aspecto personal, íntimo e intransferible, es solo tuyo, y de Dios, porque tú eres suyo. Si no eres creyente, esto también te sirve. Siempre contempla tus vocaciones como un servicio a los demás y, así,  a un favor a ti mismo. Escoge lo que te permita crecer, pero decidelo tú y sólo tú. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario